
«Todas las almas sinceras que han entrado en el redil de este humilde deben saber que el propósito de prestar lealtad es atenuar el ardor mundano, para que el corazón sea envuelto en el amor del Dios Generoso y del Santo Profeta (sa), y desarrollar tal estado de desapego que el Viaje Final no parezca una perspectiva indeseable.»
«Pero para lograr esto, es necesario permanecer en mi compañía y dedicar una parte de la vida a esta causa, para que—si Dios Todopoderoso así lo quiere—a través del testimonio de algunos signos evidentes, la debilidad, la fragilidad y la lentitud puedan ser superadas y nazca una fe perfecta, resultando en fervor y ardor apasionado. Uno siempre debe esforzarse por alcanzar este objetivo y orar para que Dios conceda esta oportunidad. Hasta que esto suceda, es esencial encontrarme de vez en cuando. La Bai‘at carece de todas las bendiciones y no es más que una formalidad si uno no se preocupa por reunirse conmigo.»
—Hazrat Mirza Ghulam Ahmad (as), el Mesías Prometido y Mahdi, El Decreto Celestial, p. 73